jueves, 6 de septiembre de 2012


UNA NUBE NEGRA DE PESIMISMO SOBRE “LA FORTALEZA”
EL TIRO LES HA SALIDO POR LA CULATA


Estimados participantes,  este interesantísimo foro reivindica los sentimientos españolistas que tenemos todos los puertorriqueños, incluyendo a los de diferentes ideologías políticas. El reclamo de que Puerto Rico vuelva  a su situación previa a la Guerra Hispano Estadounidense es y sería el reclamo mas legitimo desde el punto de vista legal y moral. Nuestra isla fue invadida injustamente en una Guerra donde nosotros no teníamos absolutamente ningún reclamo. La hermana isla de Cuba se encontraba en una Guerra de Independencia liderada por el apóstol José Martí y por la espada de ese dominicano glorioso Máximo Gómez. El primero hijo de españoles y por consiguiente español por nacimiento y por sangre. Máximo Gómez igualmente de linaje español y militar forjado bajo la bandera española. Sus reclamos para con España era un pleito de familia. Nuestra isla se mantenía abrumadoramente en su lealtad para con nuestra Madre Patria, España. Nunca nuestros patriotas excepto uno, Ramón Emeterio Betances, habían favorecido ni medianamente las ideas separatistas. El famoso “Grito de Lares” fue el  símbolo violento de rebeldía de los hijos de España para adquirir mayores  libertades, este  nunca calo a lo profundo de nuestro Pueblo. La actitud mayoritaria se expreso democráticamente mediante el voto dándole un triunfo contundente al Partido Liberal-Autonomista tan español como los demás partidos existentes en nuestra provincia. Puerto Rico había logrado sus aspiraciones al convertirse en la primera Región Autónoma de  Ultramar de España por solicitud  de su Pueblo.  Nuestra Madre Patria nos había oído y había obtemperado al llamado. La gran distancia de la Península y la inter-relación comercial con otras naciones principalmente los Estados Unidos lo hacían imprescindible. La autonomía puertorriqueña comenzaba a abrir las puertas,  la invasión del 25 de julio del 1898 nos la cerró. Hoy día pretender una total reversión de esta ignominia mediante un fallo judicial o cualquier amigable entendimiento seria una quimera. Ciento catorce años de distancia histórica, el voraz control e influencia que ha ejercido y ejerce los Estados Unidos sobre la cultura, la economía, el modus vivendi actual de los puertorriqueños lo hace imposible. Si se puede dar como un  primer paso de acercamiento con nuestra Madre Patria, lograr  la reivindicación de nuestra ciudadanía española, arrebatada a los puertorriqueños  ilegalmente mediante el  Tratado de Paris del 1898. El futuro se encargará  de traer paulatinamente mayores acercamientos.
Puerto Rico se encuentra hoy  en la antesala de una consulta plebiscitaria que carece de valor vinculante con las autoridades de la metrópolis extranjera.  Lo norteamericanos basan sus poderes soberanos sobre Puerto Rico en el Tratado de Paris del 1898 y dentro del derecho de esa Nación en el   artículo IV, sección 3era, clausula 2nda de la Constitución de los Estados Unidos, conocida como la clausula territorial. Nuestro destino de País, desde esa fecha siempre ha radicado sin ninguna excepción en las manos de esa potencia  extranjera. Podríamos decir sin faltar a la verdad que esta consulta aparenta tener  las características de un concurso de simpatías. El gobierno de turno está usando esta cortina de humo con dos intenciones, primero tratar de sacarle provecho electoral, pues es el mismo día donde se escogen quienes han de regir los destinos del gobierno territorial durante los próximos cuatro años. Su segundo objetivo es crear una consulta plebiscitaria donde sus ideas anexionistas prevalezcan, al fraccionar  toda la oposición en varios matices de una misma alternativa (Soberanía Nacional). Este plebiscito es otro de los errores estratégicos del rosario catastrófico que ha venido cometiendo  esta desacertada administración colonial. El mismo diseño del plebiscito es un adefesio prestandose su resultado a interpretaciones aberradas o confusas. Aunque no vinculante para comprometer el Congreso de los Estados Unidos en una petición de estadidad, en el caso contrario de triunfar otra alternativa que en este caso sería siempre puertorriqueñista si daría la  fuerza moral para hacer una petición con respaldo internacional. La anexión tiene en esta consulta todas las de perder. Ganando también pierden. Ellos mismos han construido su propia encerrona, dejándose llevar por ilusiones triunfalistas.
Un triunfo en este concurso de simpatías aun no vinculando de ninguna manera los poderes que los Estados Unidos ejerce sobre Puerto Rico, tendría unos posibles resultados sobre el futuro del Pueblo puertorriqueño. Una apatía del pueblo a participar en esta consulta podría dar como consecuencia el triunfo de una fórmula que distorsione nuestros verdaderos sentimientos.  La simultaneidad de las dos consultas persigue concitar una super-participación de los actuales incúmbentes unidos por fuerte vínculos ideológicos.  Todo el teatro está armado con la intención de conseguir la permanencia en el poder y dar una demostración de fortaleza a favor del anexionismo aprovechando una particular coyuntura.
Los representantes de los diferentes matices de la puertorriqueñidad se encuentran divididos en diferentes posiciones y actitudes, unos promueven la NO participación, otros la participación siguiendo los diferentes dictados de sus respectivos movimientos políticos. En la segunda vuelta plebiscitaria que sería la que más específicamente reflejaría la simpatía del electorado hay tres actitudes de la oposición a barajar, 1-los que no participan (boicotean),2- Los Que Creen en la Independencia total de los Estados Unidos,3- y los que creen en una Nación Soberana  Asociada a los Estados Unidos.
  Por el contrario la formula apoyada por los actuales incumbentes del gobierno de ideas anexionista, van con una posición  cohesionada  como nunca en su historia. Aprovechando la atomización de las posiciones de la oposición puertorriqueñita, sus expectativas son las de un triunfo arrollador.
 No existe una ley inexorable que predestina el futuro con la certeza de las ciencias exactas, prueba  de ello el plebiscito recién transcurrido donde todo señalaba como un dictamen consumado que las alternativas, de limitar las fianzas y  de  bajar el número de legisladores tenían el triunfo asegurado. El Partido en el poder había hecha una jugada en la cual tenía el triunfo asegurado. Todas las encuestas daban por seguro que el gobierno con todos sus recursos mediáticos a su favor y un discurso convincente basado en  sofismas tendría la más confortable de las victorias. Creía tener el triunfo en el bolsillo. Solo seis días de movilización en las redes sociales y un discurso lógico y convincente lograron cambiar el resultado de un plebiscito perdido. Todavía retumban los pensamientos y aires  pesimistas en las paredes de La Fortaleza  del contundente fracaso de una propuesta demagógica. Las últimas encuestas dan como fórmula ganadora el Estado Soberano en Libre Asociación. Esta es la oportunidad perfecta para asestar la derrota más certera contra las fuerzas asimilistas y retrogradas que aun no se recuperan de tan sorprendente falta de apoyo en el plebiscito pasado.   El tiro les ha salido por la culata.

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